viernes, 31 de enero de 2025

Nazismo Trumpista o Trumpismo nazi

 

¿Qué fue primero, el huevo o la gallina? Existen suficientes evidencias históricas que afirman que el Nacionalsocialismo de Hitler, tiene sus raíces en la ideología y política de Estados Unidos, y no al revés. En tiempos como el que ahora se está configurando con el segundo mandato de Donald Trump, quien ya prepara una batalla legal para tener un tercer mandato, el extremismo de derecha Trumpista no parece ser más que expresión de ese Estados Unidos profundo, blanco, protestante, anglosajón, racista. El esclavismo sureño, el Ku Klux Klan, y una larga carrera racista y clasista WASP, dieron forma a un país, con una Constitución alabada incluso por Tocqueville y otros europeos, que supo disimular, no ocultar, el odio racial, clasista, discriminatorio, de los inmigrantes ingleses que llegaron en el Mayflower y la posterior oleada de migrantes anglosajones, sobre todo de origen germánico. Tampoco olvidemos que el movimiento eugenésico, que postulaba la supremacía blanca con supuestas bases científicas, nació en Estados Unidos.

En este sentido, aunque al Trumpismo se le llame neonazismo, tecnoimperialismo, fascismo, es en realidad el resurgimiento del Estados Unidos profundo. Recurro aquí, con el respeto que me merece Guillermo Bonfil Batalla en su gran libro México profundo, sobre los pueblos originarios mexicanos, a la idea de profundidad social, política e ideológica que rescata y reinventa Donald Trump, la que es parte de la vida cotidiana de amplios sectores blancos, anglosajones, protestantes de ese país. Los inmigrantes envenenan la sangre estadounidense, les quitan sus empleos, son criminales. Sus socios comerciales –México, Canadá- le “roban” a Estados Unidos, prevé una extrema política expansiva en contra de Dinamarca y Panamá; declara terroristas a los carteles del narco. En contraste, las adicciones en ese país no son ni mencionadas y las ganancias de algunos multimillonarios crecen a costa de los mismos WASP.

Donald Trump ganó su primera elección con arengas y políticas similares a las actuales, pero lo fundamental es recurrir de nuevo a ese Estados Unidos profundo. Aunque un buen porcentaje de la minoría más grande de ese país, latinos o hispanos, se fueron con el canto de las sirenas y lo ayudaron a repetir en el cargo, mientras arrecia la persecución antiinmigrante. No hay muchos datos, pero en redes sociales se han citado algunos casos de latinos o hispanos que votaron por Trump, cuyos familiares están siendo amenazados con la deportación o el encarcelamiento. Esto no va a suceder con los WASP, pues su principal base, a la que realmente habla, es lo que le importa. Inmigrantes, particularmente residentes legales, naturalizados y nacidos en Estados Unidos, organizaciones de derechos de los migrantes, algunas iglesias, ciudades santuario, abogados, están en resistencia ante el embate Trumpista y la criminalización que enfrentan, mientras en redes sociales circulan videos y textos que repiten el discurso racista y de odio.

El Trumpismo es el nazismo, racismo y odio WASP relanzado por el propio presidente del imperio, sus acompañantes, reconocidos racistas, clasistas y odiadores, y la elite de multimillonarios que buscan acrecentar sus fortunas a costa de todos. Las amenazas de aranceles a México, Canadá, Brasil, Colombia, Europa y las expulsiones de inmigrantes, no son para favorecer a latinos o hispanos, afroamericanos y los propios WASP, sino para seguir fomentando el saqueo de un grupo de propietarios de plataformas digitales, transnacionales, etc. El impacto de los aranceles en el mercado interno estadounidense y en los consumidores de diverso origen social, étnico, económico, político e ideológico, será importante. Alimentos, electrodomésticos, automóviles, etc. No hay duda de que también afectará a los países a los que se le impongan las irracionales tarifas, por lo que en cada nación se deberán revalorar el crecimiento interno, el sector laboral, las inversiones, el tipo de cambio, entre otros. En México, cuya relación asimétrica con Estados Unidos es evidente, será necesario repensar las políticas económicas y sociales interna.

miércoles, 29 de enero de 2025

Violencia machista patriarcal y Poder Judicial

 

El caso de Mafer Turrent, encarcelada y liberada, es ejemplo de los vínculos entre el poder económico y el judicial en México. Si se supone que es un asunto político –la 4T quiere dominar al Poder Judicial- mienten. Acorde con La Jornada –en ningún periódico de la prensa corporativa golpista se publicó- hay una mafia corrupta de hombres que han construido, con apoyo del Poder Judicial, un marco para su actuación y para golpear a mujeres e hijos/as que denuncian la violencia machista. El patriarcado no es una entelequia. Existe y teje corruptas y violentas redes, con la finalidad de golpear, jurídica y físicamente, a las mujeres. La violencia machista patriarcal inventa cualquier mentira, con el apoyo de corruptos del Poder Judicial y de las fiscalías locales, para humillar a las mujeres. Es hora de denunciar y luchar.

La postura de la secretaria de la Mujeres del gobierno de la presidenta de México, ha sido fundamental para desactivar y denunciar algunas arbitrariedades, pero tiene limitaciones importantes. Es necesario que esa instancia gubernamental se convierta en bastión de las mujeres; su mediación es fundamental, pero también debe ser más activa, no solo en acompañamiento, también en denuncias y seguimientos de casos. Por ejemplo, haría bien la titular en entrenar a personas funcionarias que estuvieran monitoreando todos los días a todos los estados del país, incluida la CDMX, con la finalidad de anticiparse a la violencia contra las mujeres. Urge tener un padrón de agresores de mujeres. Igualmente, la violencia vicaria es un asunto a reconsiderar. Que hombres o mujeres –conozco casos de mujeres- inciten a sus hijos a odiar a sus madres o padres, debe ser un delito grave.

Como quiera, la violencia en contra de las mujeres tiene un contexto más amplio: la violencia patriarcal. En otro lado he planteado que hombres y mujeres educamos a las mujeres para que sean objetos –sexuales, de abuso, humillación, desvalorizadas, etc.-, pero es un mecanismo de poder y dominación del patriarcado. En muchas marchas de las mujeres, las feministas arengan con “va a caer”, refiriéndose al colapso del patriarcado, pero mientras sigamos viviendo en el capitalismo, el patriarcado no va a caer. Por ejemplo, en los medios se celebra el machismo y el papel del hombre poderoso y dominador. El arribo de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, no solo implica que un macho blanco anglosajón protestante gobierne al imperio, sino que el patriarcado se enseñoree en contra, tanto de la diversidad sexual como en contra de las mujeres. En su primer mandato, la Suprema Corte de ese país revirtió el derecho al aborto de las mujeres, pero no solo eso: revirtió un derecho para favorecer al patriarcado.

En México, la SCJN ha hablado claro: las legislaciones estatales tienen que cambiar para dar paso al derecho de las mujeres a abortar. Hasta ahora ha habido cambios en muchos estados del país, pero debería de quedar claro que se trata de los derechos reproductivos de las mujeres, no solo a abortar. Asimismo, las mujeres tienen derecho a vivir una vida sin violencia. En mi corta, pero larga vida, he conocido hombres que le imponen a las mujeres la maternidad. Si el primer embarazo produce una mujer, se presiona para buscar al varón, sin considerar que las mujeres tienen derechos sobre su cuerpo y pueden tomar decisiones. Muchas mujeres aceptan estas decisiones patriarcales como si fueran “naturales”, pero en realidad es parte de los procesos de dominación y poder del patriarcado. A cuántos hombres he escuchado decir que las hijas son “producto para caballero”, en clara alusión machista, insultante y patriarcal.

La denuncia de la violencia machista y patriarcal debe ser constante y continua. La llamada igualdad sustantiva tiene que ser impuesta, ya sea por vía gubernamental o por la lucha de las mujeres. El patriarcado debe caer, pero también el capitalismo. La sociedad capitalista puede garantizar ciertos derechos de las mujeres, pero siempre habrá alguien –Trump- que los revierta.

martes, 28 de enero de 2025

La obsesión de las Órdenes ejecutivas y el fascismo de Elon Musk

 

Horas después de la “inauguración” del gobierno de Donald Trump, comenzó la firma de decenas de Órdenes ejecutivas, algunas no serán cuestionadas legalmente, pero muchas acabarán en las cortes estadounidenses. La obsesión Trumpista de acabar con la normativa legal del gobierno que lo precede, para comenzar esa “nueva era dorada”, es obscena. Según algunos expertos, Trump inundó de decretazos su toma de protesta, esperando que las disputas legales no los alcancen. En el caso de México, casi todas las Órdenes ejecutivas, excepto la de nombrar “terroristas” a los carteles de las drogas, sin nombrarlos, tienen antecedentes, con algunas variantes narrativas, en el primer gobierno del agente naranja. Aunque la prensa corporativa y sus comentócratas asuman que vienen los marines, mienten. En ningún lado se dice que la invasión estadounidense está en marcha. Al parecer, en todos los casos referidos a México, se pretende mediatizar, alentar el miedo y poner en jaque al gobierno mexicano, esperando una respuesta iracunda.

Los decretazos contra México esperaban una respuesta airada de la presidenta de México, pero Claudia Sheinbaum es una mujer inteligente y brillante, lo que le niegan los medios corporativos golpistas y sus fascistas comentócratas. Las respuestas han sido claras, serenas y sin cortapisas. Lo que le ha suscitado el apoyo de todos los gobernadores del país –incluyendo a la Jefa de Gobierno de la CDMX y el amplio apoyo de la ciudadanía. Las más recientes encuestas de los medios corporativos ubican su aprobación cerca de 80%. Hay que ser claros. Son ejercicios de opinión pública pagados por entes privados, lo que parece molestar mucho a la derecha mexicana, la que en su ardor antipatriota insiste en celebrar las Órdenes ejecutivas que afectan a México, mientras los partidos de la derecha rampante –PRIAN- gritan pidiendo la intervención armada de Estados Unidos en nuestro país.

En Estados Unidos, Donald Trump enfrenta ya la estructura del sistema judicial. En el caso de su esquizofrénico intento por desconocer como ciudadanos estadounidenses a niños y niñas, independientemente del estatus migratorio de sus padres y madres, un juez aplazó su entrada en vigor, en parte por la demanda de 20 fiscales de igual número de estados, y en parte porque viola flagrantemente la Constitución de ese país. La 14ª enmienda constitucional, que otorga la ciudadanía automáticamente a todos los nacidos en territorio norteamericano, protege a los hijos de los inmigrantes. En cuanto a la migración indocumentada, el panorama se ve complicado, pero se esperan miles de demandas en caso de agredir a migrantes residentes legales y naturalizados. Los más débiles, los indocumentados, algunos registrados en el sistema por delitos menores o mayores, con órdenes previas de deportación, están en la mira.

Como el Nobel Paul Krugman dijo recientemente, la amenaza de los aranceles a diestra y siniestra, perjudicaría más a su propio país, comercio, empresas y consumidores. Aunque este escribano está en total desacuerdo con la expansión de la producción de aguacate, pues devasta miles de hectáreas de bosques y tierras agrícolas, además de generar crisis hídricas en muchas zonas, es el producto por excelencia de exportación. Su gran consumo está cerca –Súper Bowl- y habría que preguntarle, tanto a los fanáticos del futbol americano, blancos, afroamericanos, latinos/hispanos y de otras nacionalidades, si estarían de acuerdo en pagar el doble o el triple por sus nachos con guacamole.

Los aguacates son el ejemplo más simple que las importaciones de automóviles, SUV, y otros vehículos automotores, los que más grandes son, más fascinan a sus consumidores WASP estadounidenses. Recordemos que otro de los decretazos Trumpistas relega a los automóviles eléctricos, híbridos, por los de combustión interna, pues privilegiará el uso de combustibles fósiles. Si EEUU es uno de los países más contaminantes del mundo, en cuatro años veremos los resultados. Y ha decretado la salida de su país de los Acuerdos de París.

domingo, 26 de enero de 2025

El fin de la globalización

 

El neoliberalismo globalista va de salida, aunque organismos como el FMI, BM, BID, lo siguen promocionando como la quinta esencia del capitalismo global y salvaje. Sus notorios fracasos, irrepetibles a pesar del sangriento experimento dictatorial en Chile, ya no convencen a muchos. El arribo de Donald Trump al imperio, con el ímpetu de relanzar una “nueva era dorada”, acabará de enterrar, no solo a la globalización, sino también a las transnacionales y multimillonarios que no se plieguen a sus irracionales deseos. No es nuevo. Durante su primer mandato cuestionó y desmontó buena parte del entramado global del que Estados Unidos era parte esencial. Pero internamente se le impusieron algunos obstáculos. En esta nueva administración, decidió rodearse de halcones y depredadores capitalistas que seguirán sus órdenes, porque representan al capitalismo salvaje también. No hay, entre sus funcionarios, moderados. La rapacidad del capitalismo depredador será la consigna principal del imperio.

A fines del siglo XX, la globalización se erigió en la respuesta a la caída de la tasa de ganancia, pues las formas de acumulación capitalista parecían estar restringidas. Con el Consenso de Washington, que implicó represión y acabar con sindicatos y movilizaciones –Gran Bretaña, Estados Unidos-, el fordismo llegó a su fin. Las grandes fábricas fueron fragmentadas. Todos los procesos productivos fueron divididos en diversos lugares del mundo, buscando, sobre todo mano de obra barata, pero también la libre circulación del capital financiero. Se abrió así un periodo globalizante en el que, para obtener un producto final, en múltiples países se armaba. Se habló entonces de competitividad e innovación. Los mercados estaban en auge. Todo era regulado por la mano invisible. El neoliberalismo se impuso. El atroz experimento en Chile era ahora realidad cobijado por las democracias occidentales.

La globalización y el neoliberalismo fueron, finalmente, un alivio a las crisis cíclicas del capitalismo, mientras la tasa de ganancia y la concentración de la riqueza en pocas manos seguía su trayecto. En el caso de México, el PRI, con Carlos Salinas de Gortari en la presidencia, se afianzaron ambos: globalización y neoliberalismo. De la reestructuración productiva de Miguel de la Madrid, se pasó al capitalismo que devoró las empresas estatales, empequeñeció al Estado, repartió dinero para que ONG y OSC se encargaran de “administrar” los derechos humanos y cualquier asunto que el Estado neoliberal desechó. Durante 30 años, la globalización neoliberal se impuso, a costa de lo glocal –terminajo inventado por la sociología funcionalista para justificar arrasar las culturas y sociedades locales.

Donald Trump, desde su primer mandato, intentó acabar con la globalización. Varios de sus decretazos en su actual mandato, son repetición de lo hecho antes. En hecho es que ahora conformó un gabinete fascista que está dispuesto a llevar a cabo sus perversos y mojigatos sueños. Acabar con la diversidad sexual, al menos discursiva y legalmente; desarticular cualquier forma de igualdad en el empleo; repeler los acuerdos para mitigar el cambio climático; convertir en política pública la aversión de unos cuantos en contra de las vacunas; hacer del uso de combustibles fósiles norma; desarticular los esfuerzos mundiales y estadounidenses por regular la migración, entre otros asuntos, dan dirección a una empresa imperialista fascista. No es solo que el fascismo esté de regreso –en realidad el nazismo es una creación del extremismo estadounidense con sus KKK, racismo y odio a lo diferente-, sino que el imperio está dispuesto a ponerlo en práctica.

En realidad, la globalización y el neoliberalismo sucumbieron hace mucho, a pesar de que el FMI, el BM, el BID, lo sigan promoviendo. Donald Trump es su sepulturero. Para los fascistas, el capitalismo es interno al imperio. Su discurso en el foro de Davos es claro. Las empresas globalistas tienen que regresar a Estados Unidos para la “nueva era dorada”. Si no, aranceles.

sábado, 25 de enero de 2025

Retórica, amenaza y freno migratorio

 

Pocos minutos después de asumir la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump anunció lo que previamente ya había declarado. Acorde con sus amenazas, manoteos y golpes mediáticos, parece muy probable que la migración sea frenada por al menos cuatro años. Igualmente, será importante considerar el impacto que marcarán sus Órdenes ejecutivas en el sistema migratorio estadounidense. Es decir, no se tratará solo de medidas antiinmigrantes, sino un cambio en la legislación y el aparato que sostiene la inmigración en ese país –refugio, estatus especiales, acogida, movilidad laboral, visas de todo tipo, etc. El Wall Street Journal, reportó que apenas asumiera el poder, decretaría la emergencia fronteriza, declararía a los carteles de la droga como organizaciones terroristas y anularía la Enmienda 14 que da a los nacidos en Estados Unidos, la ciudadanía.

Sin embargo, las Órdenes ejecutivas tienen sus límites, además de que no puede anular la Constitución estadounidense. Al parecer Norma Piña y sus corruptos ministros le sirvieron de inspiración. No olvidemos la batalla que han tenido que librar el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial, contra las perversas intenciones de la derecha, todavía adueñada de la SCJN y el Poder Judicial en México. Por supuesto, es importante analizar el impacto de esas Órdenes ejecutivas en la política inmigratoria y sus alcances continentales, pues, aunque la inmigración es un tema exclusivo de Estados Unidos, un asunto estrictamente doméstico, al declararlo cuestión de seguridad, extienden sus alcances fuera de su territorio.

Asimismo, el freno a la migración tendrá implicaciones a nivel latinoamericano y en otros países. En el caso de México, mientras las mafias de la migración sigan alentando caravanas, el arribo de más inmigrantes a nuestro territorio se convertirá en uno de los grandes retos. Las deportaciones a México y Guatemala están en marcha, no con la masividad prometida, pero tanto en la frontera como vía aérea, el gobierno mexicano ha recibido a los mexicanos expulsados. Desde un principio, los expertos afirmaron que las expulsiones podrían referirse a algunas categorías: personas que están en el sistema por delitos menores; encarceladas por crímenes mayores, y quienes no obedecieron una orden de deportación establecida. Asimismo, con la cancelación de la CBP-One, que bajo el gobierno de Biden permitía solicitar cita, sobre todo a migrantes no mexicanos, para revisar su caso de asilo, cientos, si no es que miles, se quedaron varados en la frontera.

En este contexto declarativo, amenazante y retórico, vale la pena comenzar el análisis de lo que parece la acentuada derechización de una parte importante de la población latina o hispana. Sin prejuicios, es necesario revisar cómo entre las diversas generaciones de inmigrantes mexicanos, guatemaltecos, hondureños, etc., creció el huevo de la serpiente. Sin duda, muchos hispanos o latinos buscan proteger lo que han construido social y económicamente desde su arribo a Estados Unidos. También, es importante considerar los orígenes locales de muchos inmigrantes a nivel latinoamericano. En el caso de México, los orígenes rurales de la emigración pueden dar pistas sobre el conservadurismo prevaleciente en las diferentes olas migratorias mexicanas al país del norte.

No se trata de criticar o denostar a la comunidad latina o hispana, sino analizar con las herramientas y conceptos de las ciencias sociales y humanidades, la respuesta migrante a la derechización de la política estadounidense. Un proceso en el que el fascismo, el clasismo, el racismo, la discriminación y el desprecio por los propios padres y madres de los inmigrantes y de sus paisanos, prevalece. Lo que está siendo usado por la oligarquía de Estados Unidos que ya se instaló en la Casa Blanca. El gobierno de los súper ricos y su retórica neofascista, toca de manera particular el llamado sueño americano, el que parece ser exclusivo para los blancos anglosajones.

Criminalizar a un país

 

¿De qué se trató ese retuit de Elon Musk en su red X, en el que se intenta ligar al multimillonario mexicano Carlos Slim con el narcotráfico? En México se sabe cómo Slim obtuvo el empujón para acrecentar su fortuna, pero no hay una sola prueba de que sea producto de vínculos con el narco. El gobierno mexicano encabezado entonces por el PRI, con Carlos Salinas de Gortari, lo puso en esa trayectoria multimillonaria, al entregarle a precio de ganga la empresa Teléfonos de México, la que trabajaba en números negros, pero era necesario seguir el guion neoliberal para minimizar el Estado por medio de la venta, al mejor postor, de las empresas estatales.

Quizás esta puesta en escena se trate de dos cuestiones: a) aniquilar a un empresario mexicano, con la finalidad de que los amigos del imperio se apropien de sus empresas (recordemos que Starlink, la costosa proveedora satelital de Internet es propiedad de Musk), o b) criminalizar a un país, México, porque es probable que la declaración de terroristas de los carteles del narco no le alcance a Donald Trump en sus oscuros intereses por invadir nuestro país. La derecha mexicana, celebra ambas intenciones, sin aportar ni una prueba. Incluso, hasta los periodistas de investigación más acreditados que han publicado muchos libros sobre el narcotráfico, los carteles de la droga y la delincuencia organizada, niegan esa supuesta relación.

El imperio comienza su “nueva edad de oro”, no solo intentando horadar la estructura judicial, normativa y social que durante las últimas siglos fue dando forma a Estados Unidos, sino también con un apetito expansivo que abarca Groenlandia, el Canal de Panamá y el Golfo de México. No olvidemos que en las profundidades de este último podría haber incalculables yacimientos de petróleo, lo que sería excelente para la política energética de Trump de relanzar los combustibles fósiles, además de salir del Acuerdo de París sobre cambio climático. En el caso de Groenlandia, con el calentamiento global se abren nuevas rutas y acceso a minerales, petróleo y otras materias primas.

Como quiera, el narcoempresario, como narcopresidente, narcocandidata, son parte de las campañas de Lawfare que la derecha estadounidense y mexicana han emparejado para desestabilizar a México y su gobierno progresista. Acorde con algunos analistas, durante la primera administración de Trump, no se trató de una relación de amistad entre el agente naranja y AMLO, sino que hubo cierta contención y negociación ante el fenomenal apoyo popular que sostuvo los primeros seis años de la 4T. En la primera semana del Trumpismo, la situación podría repetirse. Claudia Sheinbaum ganó la presidencia de México con cerca del 60% de los votos, mientras que las más recientes encuestas muestran que ese apoyo alcanzó 80% de aprobación.

Pero el gobierno de Trump apenas empieza. De seguro sus estrategas ya están pergeñando maneras distintas de amenazar e intervenir en México. Las coacciones sobre aranceles y carteles narcoterroristas están en la mesa. Y el cambio en el nombre de Golfo de México a Golfo de América, solo tiene efectos en la plataforma continental de Estados Unidos y entre los fanáticos seguidores neofascistas de Donald Trump. Lo único que parece estar marchando, con mucho miedo y terror, son las deportaciones, aunque su masividad la ha quedado a deber. Sí han estado deportado a inmigrantes mexicanos, guatemaltecos y de otras nacionalidades, sin rebasar lo hasta ahora experimentado históricamente (Clinton, Obama).

Trump y compañía, a pesar del apoyo al ñoño Videgaray, saben bien que la derecha mexicana está derrotada. Incluso, con todo el financiamiento que le han dado al junior tóxico Claudio X. González, no ha podido resurgir. Los derechistas no entienden que al “secundar” legítimos reclamos (recientes acontecimientos en Culiacán, Sinaloa), lo único que hacen es desacreditar las protestas, pues solo buscan protagonismo. De lo que están hartos los mexicanos.

viernes, 24 de enero de 2025

Lamebotas y serviles

 

Ni en sus momentos de gloria, como cuando Miramón y compañía fueron a ofrecer el “trono” de México al fracasado archiduque de Austria –en la serie de Netflix, La emperatriz, que dibuja de manera poco ortodoxa la vida de la emperatriz Isabel de Austria-Hungría, el guionista presenta como pusilánime y frustrado, bueno para nada, a Maximiliano de Habsburgo- los conservadores mexicanos fueron tan lamebotas, serviles e ignorantes como actualmente, bien representados por el PAN y el PRI, que exigen en el Congreso de la Unión que la presidenta de México se humille ante el criminal presidente Donald Trump, mientras los gobernadores y gobernadoras de todos los partidos, agrupados en la CONAGO, respaldan la política exterior para hacer frente a Trump.

En la Cámara de Diputados, el PAN y el PRI, en voto predecible y bien conocido por los mexicanos que los repelen, sufragó en contra del acuerdo de Morena, PT, PVEM, incluido Movimiento Ciudadano, que respalda la política exterior de la presidenta Claudia Sheinbaum. En tanto, en el Senado de la República, la conocida senadora esquizofrénica del PAN, grita que Trump debe acabar con la 4T, solo porque esa derecha se sueña blanca y cristiana, impoluta, exhibiendo así su ignorancia recalcitrante. En redes sociales, los conocidos incendiarios en X, Facebook, Instagram, postean su odio, desprecio, racismo y clasismo consuetudinario.

Los frentes que la derecha abre diariamente, se queman sin tener una respuesta a su favor. En el Poder Judicial, a pesar de la resolución del TEPJF que ordenó reanudar los trabajos del comité de evaluación para elegir a las personas juzgadoras, al desacatarla arrincona a la propia SCJN y envía al precipicio al Poder Judicial. Qué penoso papel al que la derecha está empujando a Norma Piña y sus secuaces. Pero a la oligarquía, sus partidos políticos y políticos no les interesa el descrédito, pues sus argucias legaloides son totalmente irresponsables. En cuanto a la relación bilateral con Donald Trump, si bien sus dichos deben ser tomados con reservas, asombra a la propia derecha su postura en la conferencia de Davos, afirmando que los acuerdos con México van bien, mientras maltrata a Canadá y amenaza a los europeos con aranceles si no van a Estados Unidos a “producir”.

En ambos casos, son derrotas de la derecha mexicana. La pretensión del comité del Poder Judicial de meter a la SCJN en un asunto que no le compete, es parte de una estrategia que no ha funcionado. El presidente del Senado ha sido claro: si no acata la resolución del TEPJF, el Senado tiene atribuciones para salvaguardar los derechos de los inscritos para participar en la elección de las personas juzgadoras. Los gritos esquizofrénicos de los panistas Lilly Téllez y Ricardo Anaya, y Alito Moreno, presidente espurio del PRI, para que México se pliegue a las amenazas de Trump, essimple entreguismo y antipatriotismo. No se trata de defender el nacionalismo mexicano contra el nacionalismo estadounidense, sino de valorar y contextualizar el papel de México en todos los ámbitos. La coacción de Donald Trump nada tiene que ver con la lucha contra la droga. En Estados Unidos, las adicciones y los adictos no son tocados. Su libertad personal es ley.

Si bien, en México las adicciones han ido en aumento, sus implicaciones no son iguales a las del país del norte. En nuestro país en las últimas décadas varias de las drogas sintéticas tienen presencia importante en el mercado interno, pero el mercado más grande está en Estados Unidos. Factores como la individualización extrema, la disfuncionalidad familiar, la crisis de valores, atizada contradictoriamente por el protestantismo extremo, el intenso narcomenudeo, la promoción legal de las adicciones por las grandes farmacéuticas, entre otros, refuerzan la libre circulación de los opioides, particularmente el fentanilo. El mercado de las adicciones, mientras no sean atacados los carteles de la droga internos, el narcomenudeo y la crisis civilizatoria, con políticas públicas que tengan a las adicciones con problema de salud pública, seguirá creciendo y tomando tantas vidas. Entre 70 y 100 mil en 2023. Una crisis real de salud pública.

miércoles, 22 de enero de 2025

La decadente SCJN

 

Con la salida del exministro Luis María Aguilar, a fines del 2024, la aplanadora de la SCJN, conformada ahora por 7 ministros derechistas que pretenden legislar en contra del Poder Legislativo y del Poder Ejecutivo, cae en la irrelevancia. La derecha partidista, “ciudadanos” y organizaciones financiadas por la oligarquía golpista, que presentan amparos en contra de las reformas constitucionales, las cuales son improcedentes e ilegales, pero que los ministros derechistas aceptan con la finalidad de golpear a los legisladores, los Congresos estatales y la presidenta de México, se han quedado sin cómplices en la SCJN. Como ya se había hecho regular, la derecha siempre votaba en contra de las reformas constitucionales por supuestas violaciones al proceso legislativo. Una imbecilidad golpista para oponerse a las reformas constitucionales, en las que la SCJN nada tiene que hacer ni decir. SCJN golpista, fascista.

La decadencia de la SCJN tiene sus contrastes. De un lado avala la ilegal suspensión del Poder Judicial para continuar con los trabajos del comité que debe analizar a quienes se inscribieron para competir electoralmente en junio de 2025. Lo interesante de esta suspensión es que quienes se podrían quedar sin registrar a los cargos en competencia, no dicen nada. No se amparan, no dan entrevistas. Solo se someten a los designios de la derecha judicial. Por otro lado, la mayoría de la SCJN no puede echar abajo –ilegalmente- buena parte de las reformas empujadas a la Constitución. El patetismo de la SCJN ha implicado que dictámenes en contra, sean retirados porque se sabe que no van a obtener la mayoría para disputarle el poder al Congreso constituyente. No porque no lo pretendan, sino porque sus siete votos no les alcanzan para repeler leyes constitucionales que la derecha partidista promueve a través de amparos ilegales.

Sin duda, en los hechos, el Poder Judicial, se ha erigido en el gran represor, fascista e intentando un golpe de Estado para amedrentar a los ciudadanos. Deleznable y corrupto. Nada tiene que hacer. Su intentona siniestra solo revela la decadencia de ese sistema judicial. Al Poder Judicial y la SCJN solo le importan las elites, no los ciudadanos. Cada vez que aceptan un amparo –ilegal- y liberan delincuentes, mientras miles de personas no tienen una sentencia, el Poder Judicial refrenda su corrupción y saqueo al gobierno y al pueblo mexicano. La reciente resolución del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, la única instancia constitucionalmente superior, que ordena al comité del Poder Judicial reiniciar sus trabajos y prepara una acusación en contra del juez de distrito de Michoacán que “ordenó” detener dicho proceso, señala sin ambages que el amparo en contra de la elección de personas juzgadoras no procede, además de recalcar que ningún juez tiene atribuciones en este campo.

El nuevo tropiezo de Norma Piña, presidenta de la SCJN que se presta a manipular y violentar la ley, para favorecer a la derecha, resalta, no solo su fiasco político, sino también el fin de una carrera judicial que avanzó por voluntad expresa de otro hombre, Enrique Peña Nieto, cuando aún era presidente de México. La mujer que afirmó, cuando fue electa presidenta del más alto tribunal del país, que rompía el piso de cristal, es en realidad rehén del patriarcado político y sus usos. Detrás están los hombres –Claudio X. González, presidentes de partidos políticos derechistas, empresarios que financia al golpismo, etc.- que le dicen qué hacer y cómo violentar las leyes y la Constitución mexicana. En este tiempo de mujeres, la ministra Piña llegó al poder para caer de manera estrepitosa. Si bien se retirará con cuantiosos recursos del erario público para inventar un despecho de abogados que busque seguir su guerra patriarcal en contra el gobierno mexicano.

Asimismo, desafortunadamente, su actuación ha llevado a la decadencia de la SCJN. Sin freno, manipula, miente, violenta la normativa vigente e intenta declarar, con sus cómplices ministros y una ministra, la inconstitucionalidad de la Constitución mexicana.

martes, 21 de enero de 2025

Trump y los progres buenaondita mexicanos

 

La derecha mexicana es clara y directa. Un empresario que se niega a pagar impuestos, protegido por la corrupta SCJN, patrocina fiestas “hispanas” para adorar al nuevo “vellocino de oro” y al fascismo que tomó por asalto la Casa Blanca; una senadora del PAN, publica esquizofrénicas narrativas suplicando a Trump que acabe con la 4T; conocidos ultraderechistas y fascistas asisten a la toma de posesión del fascista; los medios corporativos golpistas publican 8 columnas incendiarias en sus alicaídos periódicos de autoconsumo; la comentocracia disputa quien golpea más fuerte con su misoginia y odio a la presidenta de México y la 4T; el corruptazo presidente del PRI grita que “espera” que Claudia Sheinbaum esté a la “altura” de no se sabe que, cuando su partido y presidente se entregó a Trump durante su primer mandato, aunque tampoco fue invitado a la juramentación del presidente de ese país; las tóxicas redes sociales explotan con narrativas insultantes y de odio de la derecha y ultraderecha mexicana.

Sin embargo, los mexicanos, Morena, la 4T, AMLO, Claudia Sheinbaum, saben muy bien de qué se tratan sus incendiarias e imbéciles narrativas, por eso la presidenta de México apela a la “cabeza fría” y la lectura precisa de los decretazos Trumpistas. Son amenazas que pretenden humillar y meter miedo. Estados Unidos no necesita a América Latina, pero Latinoamérica sí necesita al imperio, es el mensaje. Más la integración, en el caso de Norteamérica, es de tal envergadura que su desarticulación implicaría problemas para los tres países. La “nueva edad de oro” del imperio tendría que posponerse de nuevo. ¿Qué harían los productores de maíz amarillo si México prohíbe o tasa con 25% su exportación? ¿Y los estadounidenses consumidores de aguacate, autos y otros productos exportados de México a Estados Unidos si son tasados con 25%? La presidenta mexicana es mucho más inteligente que el agente naranja, la derecha y los progres buenaondita mexicanos.

Por su parte, la respuesta de los progres buenaondita mexicanos, muchos de ellos youtuberos, se estanca en el miedo, la especulación y la cortedad analítica. Unos, cercanos a algunas comunidades mexicanas en Estados Unidos, claman por una política mexicana que confronte a Trump, por los inmigrantes mexicanos que están en pánico en ese país, afirman que el apoyo monetario que ofrecería la 4T a posibles repatriados es muy reducida, y exigen que la presidenta de México declare apátrida a la derecha mexicana, la exhiba, abra escenarios de conflicto y se desgaste respondiendo a cada narrativa esquizofrénica derechista. Otros, organizan sus “mesas periodísticas”, tanto para cuestionar la falta de respuesta directa del gobierno mexicano como para especular sobre lo que implicarían los decretazos Trumpistas. En ningún caso hay punto intermedio analítico. Ambas izquierdas buenaondita alientan, tanto a la derecha como a sus seguidores –de dudosa factura izquierdista- a golpear a la presidenta de México y la 4T.

En este contexto, los progres buenaondita minimizan la postura del gobierno mexicano, descalifican a los estudiosos del proceso migratorio –o usan a los académicos que están en contra de la 4T para golpear- y alientan la esquizofrenia y el caos, además de excederse en repetir sin cesar la postura de la derecha en sus canales de Youtube. El empresario que financió la “fiesta hispana”, los empresarios que asistieron a la toma de posesión de Trump, la esquizofrénica senadora, el incendio tóxico en las redes sociales, los medios corporativos de la derecha, los partidos políticos derechistas, políticos y comentócratas, representan a una minoría, cuya narrativa es conocida. Por supuesto, no se puede ignorar el impacto que pueda tener en sectores ideológica y políticamente cercanos, como lo que sucedió con el voto latino o hispano que apoya al fascista Trump, hecho que no analiza la izquierda buenaondita en sus mesas. No se trata de anatemizar a esa población, pero es necesario cuestionar científicamente, lejos de opiniones buenaondita.

lunes, 20 de enero de 2025

El imperio contrataca

 

Donald Trump, llega a la Casa Blanca para intentar, según sus aires de grandeza imperial, recuperar lo perdido. La amenaza es clara: que el imperio sea grande –más grande, dijo-. Aunque afirmó, en su discurso inaugural, que no irá a la guerra y buscará acabar con las guerras actuales –ya se verá que responde el complejo militar-industrial, cuyas ganancias en las guerras genocida en Gaza y Rusia-Ucrania, crecieron de manera exorbitante-, está dispuesto a iniciar una guerra no convencional, una guerra comercial con todo el mundo. El declive del imperio será enfrentado con un contrataque. La posición Trumpista refleja también la severa crisis de Occidente, los estertores del liberalismo occidental en sus versiones neoliberal y globalista, la crisis civilizatoria occidental, y la crisis de la democracia liberal. El nacionalismo Trumpista sepultará al neoliberalismo y la globalización.

Populismo y nacionalismo regresan a Estados Unidos, con la finalidad de hacer grande a América de nuevo. La derecha y el fascismo en la toma de posesión de Trump, tuvieron su gran fiesta. De América Latina, llegó la extrema derecha. Javier Milei de Argentina, Nayib Bukele de El Salvador y Daniel Noboa de Ecuador, asistieron al aquelarre fascista. Aunque estos presidentes latinoamericanos tomaron el poder por la vía electoral, no les importa la democracia burguesa. Les estorba. En su momento, maniobrarán para quedarse a la fuerza, si es posible. Donald Trump llegó igualmente con el voto de los ciudadanos estadounidenses, quizás el más criticable haya sido el de la población latina o hispana. Un voto analíticamente complejo. Hay sectores que acusan de traición, mientras otros afirman que solo ejercieron con lo que arribaron a Estados Unidos, una carga político e ideológica conservadora, además de huir de países acusados de comunistas.

Donald Trump llegó y unas horas después anunció el cierre fronterizo a la inmigración y amenazas de deportaciones masivas. Canceló el programa de Biden, CBP-One, por medio del cual los migrantes pedían cita para revisar sus casos y darles o no refugio y acceso a territorio estadounidense. Asimismo, Trump afirmó que unas 80 acciones de política migratoria de la administración Biden quedarían sin efecto. Es decir, de nuevo el sistema migratorio de Estados Unidos será cambiado por cuestiones raciales, políticas, ideológicas. No se trata nada más de expulsar inmigrantes, sino de poner barreras. Las batallas legales serán largas y tediosas para los amenazados de deportación, porque no necesariamente la Órdenes ejecutivas pueden acabar con la legislación migratoria de un plumazo.

Si bien, encabezó una pausa en el genocidio en Gaza, lo que no es garantía de que el sionismo detenga la matanza de palestinos, anunció la salida de Estados Unidos de los acuerdos climáticos –el “Green new deal”, le llamó-, además de asegurar que regresará la producción y uso intensivo de combustibles fósiles –los estadounidenses podrán comprar el auto que quieran, no necesariamente eléctricos, dijo- y celebró el regreso de las manufacturas para que los obreros de ese país –un sector en decadencia, que quizás ignore el mismo presidente Trump- tengan suficientes empleos y se sientan orgullosos de su país. Se espera que en unos días advierta sobre una tregua en la guerra Rusia-Ucrania. En su discurso reivindicó su supuesto compromiso como “peacemaker”, pero pronto iniciaría guerras comerciales en varios frentes. Aunque al parecer todavía no firma la Orden ejecutiva de los aranceles a Canadá, México, China y países europeos, la prensa canadiense reportó que a partir del 1 de febrero aplicaría las nuevas tarifas, tanto a nuestra nación como a Canadá, pero no citó un porcentaje específico.

El imperio contrataca, anuncia la “nueva edad de oro” de Estados Unidos: entre racismo, clasismo, odio antiinmigrante, supremacismo blanco y uso de la religión para afirmarse cómo los WASP son el pueblo elegido. Los MAGA –Make America Great Again- serán orgullosos fascistas.

domingo, 19 de enero de 2025

Capitalismo omnisciente, 3

 

Retomo la idea presentada en la primera parte de esta serie: hay una imposibilidad conceptual e intelectual de las izquierdas mundiales por imaginar el postcapitalismo o, al menos, una sociedad que sustituya la depredación, concentración en pocas manos de la riqueza mundial y el capitalismo como sistema socioeconómico que surgió de la sociedad feudal. No se trata de pensar, desde el punto de vista de este escribano, en el socialismo o comunismo como modos de producción que podrían sustituir al capitalismo salvaje, sino en imaginar una utopía, como Tomás Moro hizo, para generar una esperanza para la humanidad. Porque la sociedad postcapitalista no está en marte, la luna u otro planeta que el capitalismo salvaje pretende colonizar, para que la tasa de ganancia no decaiga. El capitalismo solo busca promover nuevas formas de acumulación capitalista, explotación del ser humano y los recursos naturales.

El neoliberalismo no imaginó una nueva sociedad. Simplemente extremó sus mecanismos para afianzar al capitalismo: consumismo, individualismo extremo, ruptura de los lazos comunitarios y colectivos, imposición de una democracia que salvaguarde al capitalismo, surgimiento de ONG y OSC para apropiarse de los derechos de las personas y las sociedades, ante el empequeñecimiento de los Estados nacionales, perpetuo subdesarrollo en los países emergentes o prácticamente en precariedad total, entre otros. Pero las izquierdas no se atreven a pensar otro mundo. El “modelo” del EZLN es muy atrayente, pero camina sin cuestionar al capitalismo. Territorialmente ha construido un mundito alterno, pero igual golpea a las otras izquierdas sin dar una alternativa postcapitalista. Los líderes de las comunidades neozapatistas han insistido en golpear a la 4T con débiles e infundados argumentos. Que AMLO es autoritario, que Morena no es de izquierda, que Claudia Sheinbaum es autoritaria y neoliberal.

Las izquierdas siguen ancladas en paradigmas y visiones que conceptualmente se limitan a observar el acontecer. Sus agendas personales, pocas colectivas, reivindican el estalinismo y las viejas miradas de lo que se llamó materialismo histórico y materialismo dialéctico. No han superado el marxismo estructuralista de la gran Martha Harnecker. Muy pocos releen a Nicos Poulantzas, Franz Mehring, Giorgy Markus, Michel Fuocault, Louis Althusser, Martin Heidegger –con todo y sus declaraciones nazis-, Karl Marx, Rosa Luxemburgo, Friederich Engeles, en fin, a una serie de teóricos fundadores del marxismo y renovadores del marxismo. En México solo citaré a Bolívar Echeverría, extraordinario pensador, y a Luis Villoro. Urge, como he señalado en el caso de los estudios migratorios –mi especialidad- cambiar paradigmas, dejar de repetir las narrativas sociológicas y antropológicas de siempre. En algunas ocasiones lo plantee en algunos seminarios y Congresos. Pero la micro etnografía y el localismo siguen prevaleciendo.

El capitalismo omnisciente lo es porque las izquierdas y el progresismo no se atreven a imaginar el postcapitalismo. El capitalismo salvaje sigue depredando y acorralando comunidades, pero quienes estudian tales procesos solo se inclinan a usar conceptos como resiliencia, agencia y lo que venga de la ciencia occidental. No hay producción intelectual propia. En México, la derecha intelectual se enfrasca en golpear, pero no produce conocimiento nuevo. Leo las diatribas de Roger Bartra, gran antropólogo estructuralista, con trascendentales estudios de la estructura agraria mexicana, la antropología del cerebro, entre otros, denostando a AMLO, la 4T y Claudia Sheinbaum, pero no produce nuevo conocimiento que al menos le sirva a la derecha. Porque Roger Bartra es un intelectual derechista, muy cercano al fascismo, con su narrativa que nada tiene que ver con su importante trayectoria intelectual como antropólogo. Urge, entonces, que la izquierda piense en que otra sociedad es posible. No munditos como el neozapatista, muy respetable, pero que no imagina una sociedad postcapitalista. Sigo soñando. La 4T me anima a soñar.

Capitalismo omnisciente, 2

 

Después de la caída del llamado socialismo realmente existente –la URSS y los países atrapados en su entorno- las izquierdas, como algunas naciones de Europa del este, tendieron a balcanizarse, además de que, ante la represión capitalista, el marxismo académico se encerró en sí mismo y se abandonó el estudio de los principales teóricos del marxismo. La fragmentación de las izquierdas, implicó súbitas conversiones de algunos importantes personajes, antes identificados como marxistas, al liberalismo capitalista. La etapa neoliberal es buen ejemplo. En México, las otras izquierdas fundaron nuevos partidos, se rebelaron en contra del Estado, como el EZLN, ingresaron al PRI, hicieron cierto activismo, inventando ONG y OSC para recibir recursos del erario público, aunque algunos rechazaron la tutela estatal, y los menos siguieron en la clandestinidad.

Durante el periodo neoliberal y la globalización, las izquierdas mexicanas fundaron sus propias vías, haciendo del territorio base fundamental para proyectos como el neozapatismo, el cual convoca a muchos progresistas e izquierdistas de todo el país y del mundo, pero su camino no se aparta del capitalismo, al que cuestiona, pero se acomoda de algún modo. En el caso de AMLO, fundó un movimiento en el convergieron diversos actores políticos. Entre expriistas, expanistas, izquierdistas de cepa y progresistas en general, Morena –Movimiento de Regeneración Nacional- que finalmente simboliza el intenso mestizaje prevaleciente en México, sin negar las raíces de otros orígenes –anglosajones, judíos, europeos de otros lares, asiáticos, etc.- se encaminó a tomar el poder por la vía electoral, atendiendo a las reglas de la democracia capitalista, burguesa.

Sin embargo, hubo sectores de la izquierda activista y académica que decidieron seguir sus propios caminos, pero arrastrando sus posturas estalinistas y agendas personales, las cuales contrastan en todo momento en contra del obradorismo, el morenismo y la 4T. Es la izquierda buenaondita, progres buenaondita, como el gran cantante y compositor cubano “Virulo”, cantó hace poco en una entrevista que concedió al padre de la izquierda buenaondita, Julio Hernández López, Julio Astillero. Recientemente, solo para recordar que el capitalismo omnisciente impide a esta facción izquierdista generar una propuesta alterna –se escuda detrás del periodismo, el activismo y el criticismo contra todo lo que parezca AMLO, Claudia Sheinbaum, Morena, la 4T- dedicaron al abrigo de la empresaria Altagracia Gómez, quien no cobra en el gobierno, que al parecer cuesta más de 3-4 mil euros, hechura de algún diseñador de altos vuelos, su diatriba izquierdoide.

El capitalismo omnisciente hace a la izquierda buenaondita exhibirse sin ambages, cuya agenda política, disfrazada de periodismo y activismo, golpea a diestra y siniestra, acercándose, muchas veces, a la derecha en su narrativa anti 4T. En las décadas neoliberales el pensamiento único se extendió a todos los rincones: academia, periodismo, políticos, analistas, ONG, OSC. En el caso de México, como lo plantee en otro comentario, en la academia se erigieron muros de privilegios en las universidades públicas, los CPI-Conacyt –Centros Públicos de Investigación- y algunas entidades educativas privadas. Es interesante, cómo en algunos lugares, los profesores-investigadores “consolidados” tenían una decena de “asistentes” y “ayudantes de investigación” que les escribían y hacían investigaciones, mientras estos académicos viajaban por el mundo con cargo al erario público. Es el caso del CIDE, el Instituto Mora, los colegios estructurados a partir del ColMex.

Los ejemplos anteriores, solo pretenden ilustrar lo que sucede en México, desde el punto de vista de este escribano. Nunca he militado en ningún partido político, pero he sido simpatizante y acompañé a AMLO desde hace décadas. No me va la izquierda buenaondita, tampoco, aunque respeto profundamente, el mundito del EZLN y menos las izquierdas radicales –normalistas, por ejemplo. El capitalismo omnisciente ha estancado las luchas de las otras izquierdas.

sábado, 18 de enero de 2025

El complejo industrial-militar, redes sociales y los súper ricos

 

En su última alocución, Joe Biden, el presidente de Estados Unidos más mediocre y genocida de ese país, alertó sobre el gobierno de los súper ricos llegando a la Casa Blanca. Otra advertencia anodina y mediocre de un anciano senil que tuvo que ser sustituido por una afroindoamericana que tampoco hizo nada por refrendar una perspectiva demócrata que rescatara del desastre a su propio país. A dos días de tomar posesión del gobierno, Donald Trump obliga a Netanyahu a aceptar una tregua entre el Estado sionista genocida de Israel con Hamas. Seguro lo mismo le espera al comediante de 5ª Zelenski en la guerra con Rusia. Lo que demuestra que Biden, Blinken y el complejo militar-industrial, no solo actuaron por cuestiones de mercado, sino también por la intención de eliminar a una parte de la humanidad, los palestinos.

Acorde con algunas notas periodísticas, Donald Trump intentará, en sus próximos cuatro años de gobierno, de desmantelar el llamado “Deep State”, con el poderío que le confiere tener a los más ricos del mundo a su favor. Elon Musk no declinará sus intereses por políticos y conspiradores ocultos que le ponen obstáculos a sus negocios. Tampoco la oligarquía, con sus transnacionales que buscan depredar al mundo –lo que queda- para aumentar sus riquezas. Menos el complejo militar-industrial que, aunque Trump frene sus guerras, continuará produciendo y mejorando sus armas para aniquilar humanos en todo el orbe. Y las redes sociales se convertirán en un campo propicio. En X, propiedad de Elon Musk, la batalla entre fascistas, odiadores y algunos que defienden realmente la libertad de expresión y el derecho a la información sigue. En el conglomerado de Meta, propiedad del judío sionista Marck Zuckerberg, se acaba de abrir la apuesta: fuera verificadores, venga todo el odio fascista.

Joe Biden es un hipócrita. Su último discurso solo repite lo que está en marcha. El día de la toma de posesión de Donald Trump, habrá, a juzgar por los invitados, una especie de aquelarre derechista y fascista. Invitó solo a quienes podrían “acompañarlo” con sus decisiones extremas, pero a quienes quizás no acompañe en sus próximos golpes de Estado, como es el caso de Noboa, en campaña en una reelección que podría resultar en un monumental fraude electoral, o Milei, que después de colapsar Argentina, a pesar de las loas del FMI por haber bajado la inflación, pero con una pobreza indescriptible, galopante y trágica. Claro, al FMI y el BM, con sus más recientes pronósticos, solo le importan si sus presagios resultan y si el modelo neoliberal, el capitalismo salvaje, devastador, esclavizador, se cumplen. A ambos organismos multilaterales, como a la OCDE, al BID y otros nada les importa la humanidad.

A Donald Trump y a su gabinete nada les importa la debacle humanitaria. Aseguró ya que Estados Unidos se saldría de la OMS y, recientemente, la FED, que pronto estará a manos de seguidores fascistas de Trump, se retiró del mecanismo que monitorea el cambio climático. Y claro, todos sus funcionarios están a favor del fracking, la agricultura transgénica, la explotación hasta el colapso de los recursos naturales de ese país y, particularmente, de otros países. Los cuales obtendrá a la fuerza. Es el caso del petróleo y otros minerales de Venezuela y Groenlandia. La recuperación del imperio le llevará al fascista Trump cuatro años a marcha forzada. Por eso nombró a sus halcones. No busca acuerdos, sino imponer irracionales y estúpidas demandas. Si, por un lado, doblegó a Netanyahu a pactar una tregua con Hamas, lo que no augura el fin del genocidio, por otro lado, seguro hará lo mismo con Zelenski, no implica un mundo pacífico, como le dijo a Xi Jinping, el líder chino, sino el intento de reconstruir un mundo bipolar liderado por Estados Unidos.

Detrás de ese mundo bipolar está, sin duda, el complejo militar-industrial, las racistas, odiadoras, fascistas, misóginas redes sociales y las oligarquías globales. El sueño de George Soros se hará realidad, pero para promover un mundo fascista. Es el resultado de la globalización.

Nada nos detendrá, ni Trump

 

A un día que tome posesión del gobierno, en suntuosa ceremonia que congregará a la derecha y ultraderechas europea y latinoamericana, la guerra mediática en contra los migrantes arrecia. Trump amenaza con hacer de Chicago centro de las redadas para expulsar a los migrantes. No olvidemos que esa ciudad ha sido, desde el siglo XIX, pero sobre todo el XX, núcleo primordial de asentamiento de una buena parte de la inmigración mexicana. Varios estudios estadounidenses de fines de la centuria decimonónica y la primera mitad del siglo pasado, dieron cuenta cómo los mexicanos fueron arribando a la región e hicieron de La Villita un sitio esencialmente mexicano, sobre todo después de que inmigrantes de origen europeo lo fueron abandonando para reubicarse en otros sectores de la ciudad de los vientos.

En tanto, los miles inmigrantes asentados temporalmente en México, en tránsito a Estados Unidos, afirman que ni Donald Trump los detendrá para ingresar a ese país. En el extremo de estos dichos, parece que los migrantes, sobre todo latinoamericanos, podrían arriesgar sus precarias vidas con tal de vivir en el imperio que los rechaza, discrimina y criminaliza. Buscan ese “sueño americano” que en realidad no es para los otros, sino solo para los blancos anglosajones protestantes. Hay cerca de 40 millones de personas de origen hispano o latino, de los que más de 35 millones tienen sangre mexicana. Los hispanos son la minoría que mueve la economía estadounidense, sus ingresos y gastos implican miles de millones de dólares. E incluso, los indocumentados pagan impuestos, y buena parte sirve para las pensiones y jubilaciones de los WASP.

Como quiera, la travesía de los migrantes que transitan México no puede ser desandada, dicen muchos. Salieron de sus países por múltiples causas, pero la expectativa de una vida diferente es lo que los motiva. En Guatemala, El Salvador, las remesas son parte esencial de la vida de miles de familias y aportan al PIB porcentajes arriba del 20%. Es decir, los gobiernos de ambos países, muchos sumidos en la corrupción y el saqueo, han decido no invertir nada por sus habitantes y mejor dejar que las economías nacionales se sostengan de los ingresos de sus connacionales viviendo en Estados Unidos. En el último tercio del siglo XX, muchos salvadoreños, guatemaltecos, nicaragüenses, emigraron al país del norte por medio de estatus especiales o como fuera –refugiados políticos sobre todos, maras, etc. Miles se quedaron y hoy, sostén de las economías locales, regionales y nacionales de sus países, están amenazados con deportaciones.

La amenaza Trumpista, podría ser mediática, pues sus Órdenes ejecutivas del primer día, incluso subsecuentes, tendrán que contar con fondos aprobados por el Congreso. Algunos expertos han calculado en miles de millones de dólares los procesos de expulsión, mientras el sistema judicial estadounidense no soportaría la andanada de demandas legales, a menos que el gobierno de Estados Unidos decida pasarse por el “arco del triunfo” las leyes migratorias vigentes, muchas de las cuales no se resolverían con las Órdenes ejecutivas del presidente, sino que tendrían que pasar por complicados procesos legales. Claro, excepto por los que ya tienen órdenes de salida legales, pero están presos y quienes, no estando presos, tienen ya órdenes de salir del país y las han eludido de alguna forma.

A los migrantes en tránsito en México, nada parece vencerlos. En algunas ciudades de tránsito han permanecido varados por meses –quizás años- intentando reunir algo de dinero en trabajos diversos y cruceros de calles importantes, pero no parecen vencidos ante la supuesta expectativa de que al llegar a Estados Unidos el sueño americano se les hará realidad. Donald Trump y sus huestes WASP están dispuestos a que esto no será posible. Porque, más allá del uso de las Órdenes ejecutivas y la legislación que lo permita, en algunos estados fronterizos los gobiernos, estatales y locales, están dispuestos a impedirlo a la mala. Ojalá las cosas no empeoren.

miércoles, 15 de enero de 2025

Capitalismo omnisciente, 1

 

La omnisciencia es un adjetivo referido a un atributo –exclusivo, se afirma- de un dios. El que lo sabe todo, pasado, presente y futuro. El capitalismo no es un dios, es un sistema económico, social, político, cultural, que se acerca a la omnisciencia, porque impide –al menos eso parece- pensar, individual y colectivamente-, en una alternativa que lo transforme, que históricamente permita transitar a otro sistema. El fin de la historia de Francis Fukuyama, tuvo cierta razón cuando setenció que, en la etapa neoliberal, dada la caída del llamado socialismo realmente existente –la URSS derrumbándose- la historia se acababa. Esta narrativa falsa, pretendió en su momento justificar el supuesto de que el capitalismo es el sistema económico que reinará por siempre, mientras el paradigma del socialismo y el comunismo era sepultado ante la supuesta evidencia del triunfo del capitalismo.

Sin duda, el triunfo del capitalismo es evidente, pero su permanencia histórica y ahistórica no es lo que muchos ven en su horizonte. La historia sin fin es una de las fantasías de las oligarquías globales, pero los pueblos avasallados y dominados, siguen viendo en su futuro otra forma de organización, en la que la depredación, el capitalismo salvaje, no sean el destino final. El cambio climático, por ejemplo, en su actual emergencia y consecuencias, es producto del capitalismo salvaje y depredador; el problema es que el monologo capitalista parece impedir pensar la solución –o al menos la mitigación- fuera del capitalismo. El desarrollo sustentable, concepto acuñado en la segunda década del siglo pasado para armonizar la explotación capitalista de los recursos naturales con la acumulación capitalista, la tasa de ganancia y la concentración del capital en pocas manos. El desarrollo sustentable es un mito del capitalismo.

En este sentido, la narrativa en la que no se ve alternativa al capitalismo, solo muestra la incapacidad de muchos pensadores, analistas y académicos de imaginar un futuro más allá del capitalismo. Leo con interés las entrevistas y notas de científicos que alertan sobre la catástrofe ambiental, el cambio climático, los gases de efecto invernadero, el impacto de los combustibles fósiles, la encrucijada de la humanidad, entre otros aspectos, pero todo es abordado en los límites que el capitalismo propone. Es decir, en análisis se estanca en lo que la humanidad puede o debe hacer acorde con el actual sistema socioeconómico. No hay cuestionamiento –o muy limitado- a la depredación de los recursos naturales, las limitadas opciones de las energías limpias, la crisis civilizatoria a nivel global, la concentración de la riqueza mundial en pocas manos. Las empresas de Elon Musk arman autos eléctricos, cuyo millonario costo no es accesible para las mayorías.

Y en Europa, como parte de la guerra comercial contra China, se promueve el uso de productos para las energías limpias locales, mucho más costosas y tecnológicamente menos avanzadas que los bienes chinos. Entonces, el capitalismo impone sus reglas, pero no promueve el libre comercio, como la globalización destaca. La llegada de Donald Trump, acorde con sus amenazas, seguro dará un vuelco al libre comercio, con sus ansias nacionalistas. El discurso de Trump elude el rechazo de miles de WASP a hacer trabajos que solo los migrantes hacen. Hace unos meses, un empresario WASP promovió varios puestos de trabajo a los que respondieron algunos WASP, pero su respuesta fue realmente insuficiente. A algunos se les dio el empleo, pero solo estuvieron un día y jamás regresaron. Esos son los WASP de Trump.

El capitalismo omnisciente atrapa a muchos. Los críticos, por ejemplo, del pensamiento único neoliberal, se niegan a pensar una sociedad poscapitalista. Los pensadores del siglo XXI se niegan a pensar más allá del capitalismo, como si esta sociedad fuera la última en la historia de la humanidad. La sociedad humana suele soñar con sociedades posteriores, con situaciones en las que no habrán cadenas que los aten a la estupidez humana que podría acabar con el planeta.

martes, 14 de enero de 2025

100 días de gobierno ¿100 días de odio, misoginia, desprecio?

 

Lenguaje, política, narrativa, columnismo de odio, machismo, misoginia, desprecio, no solo a la mujer que ganó con 36 millones de votos, y hoy es aprobada por entre 70% y 80% de los mexicanos, sino a los ciudadanos que la acompañan. La derecha mexicana ¿no entiende, se niega a entender o es ignorante? Cuando en 2018 asumió la presidencia AMLO, la derecha fue tejiendo una perversa operación en los medios corporativos, las redes sociales y con los partidos derechistas PRIAN y MC, que intentó darle continuidad durante la campaña electoral, pero fracasó. Después del triunfo electoral de Claudia Sheinbaum, el cual fue reivindicado con la victoria en la Cámara de Diputados y una mayoría en el Senado que después, producto del pragmatismo Morenista, se convirtió en mayoría constitucional, la derecha emprendió una nueva maniobra para desacreditar a la presidenta de México.

Esta nueva campaña está engarzada con los medios corporativos internacionales, como el New York Times, cuyas narrativas periodísticas en contra de AMLO y recientemente con un montaje sobre un supuesto “laboratorio” de fentanilo, han pretendido golpear a la presidenta de México, quien, con “guante blanco”, como le ha respondido a Donald Trump, sin engancharse en su narrativa amenazante, pero la ha frustrado. La derecha intuye que golpear con mentiras y fakenews a la presidenta, supuestamente le daría votos para regresar a saquear y corromper el gobierno y el país. Pero, a la fecha, la derecha partidista se equivoca, mientras la oligarquía le sigue inyectando dinero. Un mal negocio, acorde con el financierismo y la mercadotecnia en boga, pero a los multimillonarios poco les interesa que fluyan esos recursos, pues el capitalismo salvaje, da.

Durante los últimos 100 días, la presidenta de México ha articulado un discurso sólido y rico en datos e información. A diferencia de las mañaneras de AMLO, quien respondía con datos, información histórica y una agenda contra la derecha, las Mañaneras del Pueblo, han mostrado a una mujer sin titubeos, informada, conocedora, inteligente y dispuesta a enfrentar el odio, la misoginia y las intentonas nacionales e internacionales por derrocar a una líder y su gobierno que marca agenda, tanto nacional como latinoamericana. En Brasil, a pesar de los números económicos favorables –empleo, inversiones, PIB, etc.- no hay en el horizonte otro gobierno progresista, menos en Colombia y Chile, países a los que la derecha podría regresar.

En México, los 100 días de gobierno, colocan a Claudia Sheinbaum, no solo como una mandataria cuya aprobación rebasa los 70% de aprobación nacional, sino también como una mujer que sabe gobernar y controla todos los hilos de su mandato. El Plan México, recién presentado, da muestra de lo que implica la relación gobierno-empresarios. No se trata de un plan político, como los lanzados en diversos momentos con el PRIAN, más bien de seguir sentando las bases de un México que alcance su máximo potencial. Durante su informe de los 100 días, la presidenta de México fue clara: la soberanía es esencial para el desarrollo del país, pero la cooperación con el imperio debe darse de manera respetuosa. Donald Trump y sus halcones tienen mucho que aprender.

Según la comentocracia derechista –Salvador García Soto y Anabel Hernández- el secretario de Estado de Trump, el fascista Marco Rubio, está “armando” un expediente en contra de AMLO –risible, pues es un invento criminal- y un testigo protegido, al que la Hernández le haría decir lo que fuera, hablaría de supuestos nexos de la presidenta de México con el cartel de Sinaloa. La sincronía de ambas narrativas falsas y estúpidas, es obvia. En una semana asume Trump la presidencia del imperio, “me pongo al servicio del criminal presidente” para golpear a Claudia Sheinbaum. Un “testigo” protegido por el gobierno estadounidense, no es noticia. Solo la ignorante fascistoide Anabel Hernández cree que su “periodismo” ficción le devolverá lo perdido. Los 100 días de gobierno de Claudia Sheinbaum, hablan por sí solos. No la mentira de Anabel Hernández.

lunes, 13 de enero de 2025

Dignidad o sumisión

 

La reciente encuesta de El País, ratifica las cifras de al menos cinco encuestas previas de los medios corporativos que dan cuenta de la aprobación a Claudia Sheinbaum, la que oscila entre 70% y 80%, mientras la derecha mexicana se “indigna” por las respuestas de la presidenta de México al agente naranja Donald Trump. Los primeros cien días han mostrado, como se afirma en el periódico citado, el poder seductor de la primera presidenta de México. Pero la seducción va más allá, porque el acto de seducir puede leerse también como discriminatorio: es una mujer seductora, no una mujer profesional, que ha sabido navegar entre golpes mediáticos de la prensa corporativa internacional y nacional, el insulto y el odio en las redes sociales, la descalificación de la comentocracia mexicana, la misoginia ejercida por hombres y mujeres, el desprecio de la derecha por una mujer que está demostrando con creces que sabe gobernar.

El 2 de junio de 2024, como Claudia Sheinbaum dijo en varios contextos, llegaron todas las mujeres. Es decir, llegó al Poder Ejecutivo, al Palacio Nacional, la dignidad. Por ello, por más gritos de la derecha para que la mujer que encabeza por primera vez en 200 años la presidencia de México se comporte de manera sumisa ante un criminal recién condenado, pero que como es el próximo presidente de Estados Unidos, está protegido por la impunidad, la presidenta de México asume la dignidad de todas y todos los mexicanos. Una mujer que nunca fue condenada por delitos tan deleznables como los que le imputan a Donald Trump, que ha luchado durante años, a pie de calle o en la academia, por un México diferente. La derecha mediática, política, oligárquica, en redes sociales, en los medios corporativos, nada saben de dignidad.

La sumisión es una de las maneras que el patriarcado ejerce para dominar a las mujeres y a otros hombres. La mayoría de las mujeres son educadas, por otras mujeres y por los hombres, para ser objetos. El poder patriarcal exige sumisión, no solo ante el presidente de Estados Unidos, ante el imperio, sino particularmente ante un hombre fanatizado, racista, misógino, criminal, supremacista, cualidades que la derecha mexicana, hombres y mujeres, celebran. La condena a Donald Trump, aunque sea impugnada por sus abogados, ya está dictada. No se le encarcela o se le impone una sanción, porque tiene inmunidad, como el juez afirmó y el acusado lo presume y se jacta. Guardadas las distancias, cuando Genaro García Luna fue atrapado, encarcelado, enjuiciado y condenado a 38 años de prisión, la derecha mexicana continuó defendiéndolo –en los medios corporativos lo siguen defendiendo-, pues son los hombres que alaba y encumbra. Los criminales tienen “derecho” a la impunidad, no así las mujeres dignas.

Claudia Sheinbaum Pardo, presidenta constitucional de los Estados Unidos Mexicanos –la América Mexicana, como troleó a Trump con su estupidez por querer cambiar el nombre al Golfo de México-, lleva 100 días en el poder y todos los días, en sus conferencias de prensa y sus giras de fin de semana, marca la agenda, no solo nacional, sino también bilateral y trilateral. A Donald Trump le ha respondido con inteligencia y dignidad, mientras Justin Trudeau, casi exprimer ministro de Canadá, se arrastraba lamiéndole las bolas al agente naranja en su propio territorio: su residencia en Mar-a-Lago, Florida. Ante el repudio de la ciudadanía canadiense, tuvo que admitir su derrota mediática y política, en tanto la presidenta de México acumula casi 80% de aprobación entre los mexicanos. El 2 de junio fue votada por 60% de los electores mexicanos; hoy los cerca de 20 puntos adicionales, hablan, no solo de popularidad, sino de cabal desempeño.

A 100 días de gobierno, en un Zócalo colmado por gente, Claudia Sheinbaum reivindicó su triunfo como primera presidenta de México, mientras la derecha sigue lamentando sus pérdidas y la extrema derecha neoliberal continúa reviviendo de entre los muertos política y socialmente, a corruptos, saqueadores y amigos de delincuentes como Ernesto Zedillo, Carlos Salinas.

sábado, 11 de enero de 2025

Izquierda fantoche

 

Mientras en Estados Unidos, un juez en Nueva York confirmó la culpabilidad de Donald Trump, con cargos criminales, lo que significa que un presidente criminal estará al mando del imperio a partir del 20 de enero de 2025, en América Latina Nicolás Maduro asumía por tercera vez la presidencia de Venezuela, en el contexto del rechazo de los alicaídos y cuestionados presidentes de Colombia, Gustavo Petro, de Chile, Gabriel Boric, y de Brasil, Luiz Inazio Lula da Silva, cuya autoridad moral está en entredicho, además de que hay serias dudas de la continuidad de sus mandatos y de los gobiernos progresistas en los tres países. Aunque cada izquierda nacional tiene sus propias historias y trayectorias, los traspiés que han dado –entre el inmovilismo en Chile, la amenaza de Lawfare en Colombia, y asonadas derechistas y problemas de salud en Brasil-, sus impugnaciones al proceso electoral venezolano, no los erigen en prístinos presidentes.

La reacción de los presidentes de esos países, exigiendo la presentación de unas actas electorales, es simple injerencismo, y no los enaltece. Respondieron como la izquierda buenaondita en México, la que usando sus espacios en Youtube, atizó el rechazo a Maduro, además de dar espacio a los montajes de la derecha venezolana y mexicana. No se trata de censurarla, pero sí exhibir la fabricación de escenarios y narrativas que horas después, a pesar del nado sincronizado de los medios corporativos internacionales, Estados Unidos, la Unión Europea, algunos expresidentes latinoamericanos, entre ellos el marihuano Vicente Fox y el narco Felipe Calderón, se cayeron. Por ejemplo, en el caso de Julio Astillero, cabeza de una pequeña facción de la izquierda buenaondita o progres buenaondita, se tardó 24 horas para finalmente reconocer que María Corina Machado había hecho un montaje, pero no se disculpó con su auditorio.

En otro momento, la facción de izquierda buenaondita, afirmó que la “izquierda quiere más democracia”. Es una frase hermosa, pero desproporcionada en el contexto del capitalismo salvaje, extractivista y depredador. Es una izquierda capitalista, progresista con sus límites, que asume, sin cuestionar, la omnisciencia del capitalismo. Es lo que queda del pensamiento único neoliberal: el sistema socioeconómico actual es el único en el horizonte del proceso civilizatorio, pero hay que democratizarlo. Lo cual es imposible, pues es ignorar la existencia de poderes, Estados y oligarquías que son los que realmente rigen el mundo. Por ejemplo, más del 60% del territorio mexicano fue obsequiado por los gobiernos neoliberales a las mineras privadas, en particular las canadienses, las que han causado daños ambientales y a la salud irreversibles en muchos casos.

Asimismo, proyectos izquierdistas como el EZLN, han subsistido y sido exitosos por su aislamiento, pero los munditos izquierdistas no hacen verano. Ni se han extendido ni proliferado globalmente. El capitalismo salvaje sigue dictando el rumbo. Por ello, el acoso y rechazo de Colombia, Chile, Brasil y la izquierda buenaondita a Nicolás Maduro, es simple hipocresía. Que maduro ha perdido base social y apoyo en general, es cierto, pero tenemos que analizar el contexto, no solo local y nacional, sino sobre todo internacional. Venezuela posee las reservas petroleras más grandes del mundo actualmente, pero Occidente exige a todos los países virar hacia las energías limpias, las cuales pueden incidir, de manera muy limitada, en el cambio climático y los gases de efecto invernadero. Pero igual demanda que no se le compren paneles solares a China y menos que sus políticas industriales y armamentistas depredadoras no van a cambiar, y esperan asaltar el petróleo venezolano, el litio boliviano y cualquier otro recurso natural.

El capitalismo omnisciente debe ser cuestionado, pero es imposible su derrumbe y democratización. Las políticas de la 4T, que reivindican los derechos sociales, son apenas paliativos al proceso de acumulación capitalista y la concentración de la riqueza en pocas manos. Elon Musk es hoy el hombre más rico del planeta. ¿La izquierda buenaondita democratizará su riqueza?

viernes, 10 de enero de 2025

La pifia de los medios corporativos y la derecha internacional

 

Iba en moto. La “interceptan”. Se le cayó una carterita azul. Se graba con una capucha. Convoca a sus seguidores y casi nadie llega. 24 horas después graba otro video, y dice que la interceptó la policía nacional bolivariana. Hombres que atacan a una mujer, según se queja. Que uno de sus acompañantes perdió una pierna y se lo llevaron. El peor montaje de la derecha venezolana. Tal vez Carlos Loret de Mola, tendría estudiantes seguros. En México, en la entrada de la embajada de Venezuela, la derechista, Mariana Gómez del Campo, del PAN, sobrina del narco Felipe Calderón, hablando de derechos humanos, pero su ella y parentela han negado siempre los derechos de las madres, padres, niños y niñas de la Guardería ABC.

Los medios corporativos internacionales y nacionales acusan supuesto “secuestro”, pero al leer las notas afirman “que según el Comando que apoya a María Corina Machado”, la fascista que busca derrocar a Nicolás Maduro, pero cuyos amigos ni siquiera saben armar un montaje que se cayó a las pocas horas de que fue “secuestrada”. Lamentable el sicariato periodista. La señora Machado intenta hacer un montaje sobre su supuesto secuestro y se alinea la prensa nacional e internacional, Joe Biden, Donald Trump, el narco Felipe Calderón, el marihuano Vicente Fox, la Unión Europea, pero no hay evidencias de ningún tipo. Horas después de la juramentación de Nicolás Maduro, graba un video en el que se le ve fresca y lee lanza sin problemas su narrativa.

No hay verdad en lo que la fascista Machado plantea. Intentó armar una narrativa mediática golpista, sabiendo que contaba con la complicidad de Estados Unidos, y seguro con financiamiento de la oligarquía venezolana asentada en las playas de lujo de Miami, pero que en menos de 24 horas se le cayó estrepitosamente. El papel de los medios corporativos internacionales fue esencial para la intentona. Asimismo, el “acompañamiento” del candidato Edmundo González, exespía de la CIA, por algunos expresidentes latinoamericanos derechistas, quienes finalmente se quedaron varados en República Dominicana, desde donde el exespía de la CIA anunció que viajará a Venezuela cuando el momento “sea propicio” para “asumir” la presidencia de ese país.

Ya es regular la intentona de la prensa internacional de reactivar el golpismo mediático. De El País, periódico español, no se duda, menos de cadenas televisivas como la estadounidense CNN, aunque también destacan diarios regionales latinoamericanos como en Chile y México. El ya casi exsecretario de Estado, Anthony Blinken, quien, junto con su senil jefe Joe Biden, financian y cubren el genocidio en Gaza encabezado por el sionista Netanyahu, afirmó que “apoya” al exespía de la CIA, Edmundo González y el “retorno de la democracia” en Venezuela. Por ello, ofrecen 25 millones de dólares por “información” para capturar a Maduro, el presidente venezolano que no se ocultó en ningún país de la zona para juramentar su tercer mandado. Lo hizo ante los poderes del Estado y el pueblo venezolanos.

Las protestas de algunos venezolanos asentados en México y otros países de América Latina, quienes salieron de su país, no por ser reprimidos, menos porque les arrebataron sus propiedades y su dinero, el cual se llevaron a los países en los que actualmente viven holgadamente, mientras miles de venezolanos de clase baja, media y en pobreza, arriesgan su vida para alcanzar el “sueño americano”, no tienen grandes efectos, ni mediáticos ni políticos. Son pequeños grupúsculos habilitados por la derecha para protestar. Nicolás Maduro no es de mis dirigentes “progres” favorito, pero como la presidenta de México ha puntualizados: respeto a la soberanía del pueblo venezolano y rechazo a la intervención externa. Son los venezolanos que están en desacuerdo con Maduro y los partidos políticos que actualmente gobiernan, muchos votados por una buena parte de los ciudadanos de Venezuela, quienes deberán resolver los problemas internos. El exespía de la CIA, fue la peor formula que la derecha eligió, como fue el caso de Xóchitl Gálvez.

Periodistas o sicarios

 

Es entendible que la derecha cuestione la postura mexicana respecto a Nicolás Maduro, quien asumió la presidencia de Venezuela, a pesar de los intentos de la derecha venezolana, estadounidense, mexicana y de otros lugares del mundo. En otro comentario he planteado mi postura personal sobre el presidente venezolano, cuestionado incluso por mandatarios progresistas de América Latina, pero si perdió o no la elección, si hizo o no fraude electoral, son asuntos que los venezolanos tendrán que aclarar. Asimismo, los venezolanos que han estado saliendo por cientos y miles de su país, atravesando naciones vecinas, Centroamérica y México, con el fin de alcanzar Estados Unidos, para favorecerse con el estatus de refugiados que Joe Biden les ofreció a quienes se declaren perseguidos por el régimen de Maduro, pero que con el arribo de Donald Trump, podría quedar invalidado.

Nicolás Maduro es el presidente de Venezuela; juramentó ante los poderes establecidos, vigentes, constitucionales de su país. Si Edmundo González se autoproclama presidente en República Dominicana, donde parece que está varado, no tiene ninguna validez. Que lo acompañen los expresidentes de México, el marihuano Vicente Fox, y el espurio narco Felipe Calderón, no le da ni legitimidad ni legalidad. Que Estados Unidos lo convierta en su otro títere, reconociéndolo como “presidente” -recordemos el caso del payasito Juan Guaidó- o la Unión Europea lo “reconozca”, es simple injerencismo e intervencionismo, además de una amenaza a un país soberano. En este contexto, el supuesto secuestro de la fascista Corina Machado, del que no hay evidencia, solo declaraciones, los 25 millones de dólares que ofrece EEUU por detener a Maduro, las nuevas sanciones de este país y la Unión Europea, son violaciones al derecho internacional.

En este contexto, es muy cuestionable la cobertura que los medios corporativos están dando a la juramentación de Nicolás Maduro, pero también lo es la postura de la izquierda buenaondita que pulula en Youtube. Es el caso de Julio Astillero y sus sicarios, intentando que la presidenta de México se contradiga con el supuesto “secuestro” de la fascista Corina Machado o con la propia toma de posesión del presidente Maduro. En el primer caso, en la Mañanera del Pueblo del 10 de enero de 2025, afirmó que hay que tener la información precisa, aunque condenó la criminalización de la oposición derechista, mientras que respecto a lo segundo dijo que la Constitución mexicana establece el irrestricto respeto a la determinación de los pueblos.

No es el único caso, por eso la pregunta ¿periodistas o sicarios? El periodismo exige responsabilidad con el derecho a la información, no solo la libertad de expresión. Es una dupla fundamental para que fluya la información. Para que la verdad no se convierta en simple narrativa simplista de la derecha y la izquierda buenaondita. Como hemos visto –y escuchado- Nicolás Maduró asumió la presidencia de Venezuela para su tercer mandato, ante los poderes del Estado venezolano. Si bien, Maduro ha perdido apoyo del pueblo venezolano, no es nada más porque los ciudadanos lo repelan, sino porque Venezuela ha estado sujeta a un bloqueo brutal de Estados Unidos y la Unión Europea. Incluso, de manera ilegal, los lingotes de oro del Estado de Venezuela, depositados en bancos británicos, fueron confiscados por el Reino Unido.

La salida de cientos, miles de venezolanos, no es nada más producto del gobierno “dictatorial”, “comunista”, “socialista”, de Venezuela. Hay un contexto geopolítico que reduce las oportunidades de los venezolanos para tener bienestar y una vida digna en su país. Asimismo, el estatus de refugiado que el gobierno estadounidense les ofrece a los venezolanos, es un imán que alienta la emigración, a pesar de los riesgos que enfrentan en su trayecto al “sueño americano”, el cual, con el arribo de Donald Trump a la Casa Blanca, podría ser interrumpido, a pesar de la declaración Trumpista que reconoce al perdedor Edmundo Gonzales como “presidente”.

miércoles, 8 de enero de 2025

Venezuela o Trump

 

La izquierda buenaondita –solo escuchar a Julio Astillero esperando que sus entrevistados le den la razón y condenen a Nicolás Maduro por no haber presentado jamás las pruebas de su triunfo electoral, es patético- mexicana se ciñe a las directrices, no solo de la democracia burguesa sino a los intentos del imperio por “resolver” el tema venezolano. El 10 de enero de 2025, Nicolás Maduro asumirá la presidencia de su país de nuevo, desafiando al imperio y sus representantes, Corina Machado, la fascista que alienta la intervención de Estados Unidos por medio de Edmundo González, su nuevo Juan Guaidó. Joe Biden se va en unos días dejando a su país hundido política y diplomáticamente. El genocidio en Gaza, la guerra Ucrania-Rusia, la confrontación con China, el flujo de armas y dólares para las estúpidas guerras de Estados Unidos en otros lugares del mundo, son su legado. Reconocer a los fascistas Machado y González, es alentar la intervención e invasión de un país soberano que, con muchos cuestionamientos, intenta sobrevivir al imperio.

Al próximo presidente de Estados Unidos, Biden le deja una agenda política exterior cargada de conflictos y estupideces, pero de ningún modo caminos a la democracia. El senil Joe Biden perdió su centro político desde hace mucho, mientras Kamala Harris, perdedora histórica de una contienda electoral en la que repudiaron a Biden y a la propia candidata demócrata, sigue entrampada en sus propias contradicciones. En la agenda de Biden, está Venezuela. El respaldo dado a la extrema derecha venezolana, insistiendo en reconocer a Edmundo González, títere de Corina Machado, y otro Juan Guaidó, es la intentona final del “demócrata” para derrocar a un gobierno progresista. Por su parte, Nicolás Maduro, rechazado por la izquierda buenaondita mexicana porque argumenta que la izquierda “tiene que ser más democrática que la derecha” (¿?), debería aclarar su triunfo, pero jamás sucumbir ante el progresismo que parece alinearse a la derecha al rechazarlo.

La izquierda latinoamericana, desde el punto de vista de este escribano, no está obligada a ser “más democrática”, porque la democracia capitalista tiene reglas que a veces están reñidas con los procesos democráticos. Es el caso de México. AMLO y Claudia Sheinbaum, compitieron por la presidencia y por asentar un proyecto alternativo, con las reglas del neoliberalismo, pensamiento único y que impuso un orden para que jamás compitiera y ganara la izquierda. El hecho es que los neoliberales nunca contaron con el voto ciudadano, el que les ganó en su terreno, con su mañosa normativa. Entonces, la izquierda buenaondita se pierde en su estalinismo y adoración de sus supuestas hazañas y su agenda personal. No es que la izquierda buenaondita haya cambiado sus parámetros para juzgar a las otras izquierdas, sino que intenta erigirse en moralmente superior y prístina. Ni el EZLN, con rumbo propio, oculta su estalinismo como la izquierda buenaondita.

En Venezuela hay muchas cosas por corregir. Hace unos años, un reconocido economista estadounidense-mexicano me criticó agriamente por cuestionar al gobierno de Nicolás Maduro. En lo único que coincido es que ningún otro país, individuo o corriente política y oligárquica puede intervenir en las naciones soberanas. En sus inicios, el chavismo-madurismo tuvo real apoyo popular, a la muerte de Chávez, al asumir el poder Maduro, el rumbo bolivariano se fue perdiendo, sin olvidar el bloqueo estadounidense-europeo y el saqueo imperialista de las reservas venezolanas. Por ejemplo, Venezuela tiene una cantidad extraordinaria en oro depositada en bancos británicos, lo que le fue confiscado a causa de la supuesta “dictadura venezolana”. La venta de petróleo también fue mermada, por prohibiciones del imperio para que otros países le compren. Y sus productos de exportación, en general, han sido bloqueados, implicando una caída importante del bienestar de los venezolanos. Buena parte de las caravanas migratorias han estado nutridas por venezolanos, atraídos por el ofrecimiento de un estatus especial de Estados Unidos para refugiarse. Se trataba de alentar la caída del gobierno venezolano, ofreciendo a su población abandonarlo.

martes, 7 de enero de 2025

Calificar y descalificar la democracia de los otros

 

Al empequeñecimiento del Estado en todo el mundo, siguió, bajo el neoliberalismo, la proliferación de Think Tanks, ONG y OSC, en muchos países, dedicadas a calificar y descalificar a naciones y gobiernos que, según sus sacrosantos criterios e indicadores, varios salidos de la chistera de académicos y expertos, probados “demócratas”, se alejaban o acercaban a lo que llamaron “democracia” en el mundo occidental. Hoy todavía, la prensa corporativa golpista, usa sus “sesudos” estudios para acusar a gobiernos, en particular de América Latina, que se salen de la órbita occidental porque no se ajustan a los parámetros de lo que esos organismos, sin fines de lucro, pero financiados por gobiernos y fundaciones de la oligarquía global, afirman es la democracia.

En México se conocen muy bien esas historias. Transparencia Mexicana, franquicia de Transparencia Internacional, IMCO (Instituto Mexicano de Competitividad), MCCI (Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad), retoños de organizaciones como Artículo 19, Reporteros Sin Fronteras, Amnistía Internacional, y otras que durante el sueño neoliberal mexicano proliferaron y se apropiaban de jugosos recursos del erario público, se erigieron en referentes sine qua non de la democracia, la transparencia, la competitividad, la innovación, el periodismo, los derechos humanos y demás “temas” que, si bien importantes y fundamentales para la democratización de la sociedad y el proceso civilizatorio, acompañaban a gobiernos conservadores y dictatoriales en sus políticas de saqueo y corrupción.

Actualmente, todos esos organismos, con algunas excepciones, son financiadas por USAid, NED (National Endowment for Democracy), embajadas de Estados Unidos y Europa, fondos de la oligarquía global –George Soros-, además de acompañar activamente intentos golpistas por derrocar gobiernos progresistas, usar información para desacreditar a políticos progresistas, apoyar a los medios corporativos en sus intentos de Lawfarew, generar supuestos “estudios”, a partir de la manipulación de datos académicos y oficiales, alimentar las redes sociales con hashtags antigobiernos democráticamente electos, participar en campañas contra líderes sociales, entre otros aspectos. Vimos a muchos de esas organizaciones en México marchando con la derecha, apoyando a los partidos de derecha, alentando a supuestos afectados –como integrantes del Poder Judicial- en sus asaltos al Senado de la República, insultar y mentir.

De ningún modo es condenable el escrutinio sobre los gobiernos de América Latina o cualquier parte del mundo, pero tampoco pueden erigirse –en el exterior o internamente- en guardianes de lo que llaman democracia y seleccionar algunas variables para mistificar sus indicadores, cuyo fin es calificar y descalificar la democracia de los otros. Además de carecer de legitimidad –no importa si están asociados a prestigiosas universidades de Suecia, Estados Unidos, Francia o cualquier país que suele mirar a otros gobiernos supuestamente en “retroceso democrático”, pero no ven la paja en el propio. En todos los casos, es evidente que se condena a los gobiernos progresistas y sus mayorías calificadas en los congresos nacionales, únicamente porque los ciudadanos, el pueblo, decidió darles poderes suficientes a sus partidos políticos y líderes progresistas, para revertir años de atraso, abusos, corrupción, saqueo, falta de justicia, desprecio, odio.

La prensa corporativa mexicana, deslegitimida, afín a la derecha partidista y oligárquica, sus reporteros y comentócratas, solo buscan imponer el juego de las narrativas y la posverdad. Como un “prestigioso” Think Tank de Suecia o Estados Unidos lo afirma, entonces en México se va camino al autoritarismo, ignorando, a propósito, que la presidenta de México, Morena y sus aliados, la 4T, recibieron el voto mayoritario de los mexicanos para hacer cambios efectivos, constitucionales, legales y en los rumbos sociales, económicos, políticos y culturales.